EL MIRADOR


EL MIRADOR



LA COSTALATA, EL MIRADOR DE LA BATALLA DE LEVANTE


La estratégica situación de La Costalata (758 metros), la convertiría, en el verano de 1938, en una importante posición retrasada de la principal de resistencia: la línea X-Y-Z, a retaguardia de las principales alturas de la Sierra de Espadán. El portentoso grosor de sus cientos de metros de parapetos de piedra con sus diversas trayectorias, ponen de manifiesto la importancia de su ubicación, en cuanto que sostén de la línea X-Y-Z dentro un complejo y profundo sistema defensivo, como posición que dificultara el embolsamiento de las unidades a vanguardia en caso de rotura del frente, o como salvaguarda que permitiera el repliegue de las fuerzas desplegadas en las alturas de Gaibiel, Pavías, Matet, Algimia e incluso Almedíjar en caso de desmoronamiento del frente.
Actualmente, su privilegiada posición la convierte en un excepcional mirador natural de cuanto aconteció con la llegada al Alto Palancia de las principales operaciones militares de la Guerra Civil española hasta el final de la Batalla de Levante y de la propia guerra. Con solo una mirada puede abarcarse todo el frente de guerra, comenzando por el Suroeste desde la Sierra de El Toro y sur de Javalambre, pasando por el Ragudo y el trazado de la carretera general, con las poblaciones de Caudiel, Viver y Jérica (al Oeste) hasta quedar a los pies de las principales alturas de la Sierra de Espadán, que desde el Noroeste y Norte se alejan hacia la costa siguiendo su divisoria por el Noreste. Al Sur, al otro lado del valle del río Palancia, de haber proseguido la ofensiva sobre Valencia la Sierra Calderona se hubiera convertido en un más que seguro nuevo escenario de guerra. Una impresionante vista de 360 grados con la que reflexionar en paz acerca de lo que significó, tiempo atrás, la guerra.



A finales de abril dió comienzo la ofensiva de Levante que había de culminar con la conquista de Valencia. Pero el avance no iba a ser fácil. En el camino hacia Valencia tropezaron con un serio obstáculo que retraso sus planes, las líneas fortificadas construidas por el ejército gubernamental en la llamada línea XYZ, también conocida como línea Matallana y “Cinturón de Hierro de Valencia”. Partiendo del barrio marítimo de Almenara unía esta población costera con la conquense Santa Cruz de Moya, pasando por La Llosa, Eslida, Aín, Matet, Gaibiel, Caudiel, Benafer, Jérica, Viver, Teresa, Bejís, Canales, Andilla, Abejuela, La Yesa y Arcos de las Salinas.



En esta defensa se congregaron cerca de 10.000 soldados, a lo largo de zanjas, muros y parapetos, adaptados a la orografia del terreno, con puestos avanzados de tiradores, refugios, casamatas, etc. La línea, que se apoyaba por la izquierda en la sierra de Javalambre, se prolongaba por la de El Toro y, siguiendo por los montes del norte de Caudiel y por las cumbres de Espadán llegaba, a los altos de Almenara.



La batalla de Valencia se libró entre el 25 de junio y el 24 de julio. El ejército de Levante disponía de una línea defensiva fortificada de 60 km donde el ejército republicano se mostró muy superior. La lucha fue durísima; las fuerzas franquistas se desgastaban sin alcanzar posiciones importantes de las defensas de la línea XYZ. El grueso del ejército franquista se lanzó hacia Valencia, desde Javalambre hasta el Mediterráneo, a lo largo del Mijares. Una y otra vez los ataques eran frenados por las tropas unificadas al mando del general Leopoldo Menéndez. 

El general franquista García Valiño, jefe de la agrupación Maeztrazgo, escribía años después:

“Todas las fuerzas, habiendo agotado su capacidad de penetración, se encontraban ahora frente a la verdadera posición de resistencia enemiga; en todas partes, fuertes líneas de atrincheramientos enlazados por caminos cubiertos, aprovechaban excelentemente las defensas naturales de la endemoniada sierra de Espadán. Cuantos ataques se realizaron para tantearla fueron igualmente rechazados ...”

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